jueves, 26 de septiembre de 2013

Hablar menos de los problemas y más de las alegrias






He estado unos cuantos días sin escribir en el blog, proyecto que me hace mucha ilusión compartir con vosotr@s y aquí estoy de nuevo, ya sabeís que a veces "menos es más". Hoy he empezado el día con una energía y una actitud totalmente renovada, y es cierto que cuando cambiamos la actitud cambia nuestra vida, porque lo vemos todo de otro color, es como cambiar de gafas, vemos la vida de otra manera. Si tomamos distancia muchas veces de las cosas, de las personas, y comenzamos a escuchar y escucharnos, nos daremos cuenta de que la mayor parte del día estamos quejándonos, cosa que retroalimente una energía que además supone un esfuerzo altísimo para nuestra salud, pues estar enfadado es agotador. ¿Sirve de algo quejarse? Yo creo que tod@s tenemos en nuestro círculo de amistades o en la familia, alguna de esas personas que nunca ven soluciones, sino problemas, que hasta respirar es un esfuerzo, que se pasan el día criticando a los demás, enfocandose en sus defectos y diciéndoles lo que tienen o deben de hacer, admito que muchas veces lo he echo, ahora bien, ¿cómo nos sentimos cuando alguién nos dice cómo tenemos que comportarnos o que debemos de hacer? Hasta nuestra postura corporal se pone a la defensiva porque nos sentimos invadidos y atacados. ¿Quién es este para decirme a mi lo que tengo que hacer? O cuando quedamos con alguién y siempre nos bombardea con miles de problemas compléjisimos, sobre el o ella, su familia, su trabajo, su vida, !Ojo! no estoy diciendo que no apoyemos a alguién que sufre, sólo que hay quejicas, dramáticos crónicos, que nos agotan, nos desgastan y por muy buena voluntad que pongamos rechazan toda ayuda, y que como nuestro tiempo es limitado y nuestra energia se agota, si realmente aspiramos a la felicidad, tenemos que echar por la basura todo lo que la impide, y que probablemente lo que más nos impide ser felices, son nuestros pensamientos. Si en estos tiempos tan duros que vivimos cuando quedamos con los amigos tenemos conversaciones sobre cosas positivas con mucho humor y armonia, nos sentiremos mejor, porque llorar, es cierto que alivia, ahora bien, reir es una vitamina para el alma. Por eso, alejaros de todo lo que vale la pena, acercaos a lo que valga la alegria y recordad que quién bien te quiere, te hará reir.

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